GUIDO-VISIÓN. por un futuro más primitivo.
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El Último Gran Aventurero

8/21/2012

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Si en la introducción  a este blog dije que el cómic tenía el potencial de ser mucho más que  entretenimiento escapista adolescente, no fue con la intención de demeritar esta  posibilidad del medio. Al contrario, el cómic es uno de los medios mejor  calificados para transportar a niños de todas las edades hasta los confines más  recónditos y emocionantes de su imaginación. Para pruebas, no hay que ir más  lejos que al tema que nos atañe hoy: El Flash Gordon de Al  Williamson.
FLASH GORDON
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Alex Raymond, Flash Gordon, Vol. 5, ed. Checker BPG
Flash Gordon (no  confundir con Flash, el veloz superhéroe de DC comics), creación del legendario  Alex Raymond, vio la luz en 1934, cuando King Features Syndicate le encomendó al  artista crear una tira cómica para competir con la popular fantasía espacial,  Buck Rogers. La imaginación de Raymond era desbordante, el espiritu aventurero,  y la fantasía anclada en la verisimilitud del ilustrativo estilo de Raymond,  hicieron que pronto superara al mismo Back Rogers. Millones de niños y adultos  cayeron rendidos ante su encanto.

AL WILLIAMSON
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Entre esos millones de niños se encontraba Al Williamson, quien a los diez años fue con su madre a ver el serial cinematográfico Flash Gordon  Conquers The Universe, y el impacto fue tal que se volvió una fascinación
de  por vida. Williamson se desarrolló como dibujante de cómics y se volvió, en mi  opinión y la de muchos, en el auténtico heredero de Alex Raymond.
 
Williamson es, de alguna manera, el último de los románticos en el cómic de aventuras. Fue un magistral exponente del estilo ilustrativo clásico popularizado por Raymond y Hal Foster, y además asumió el espíritu gallardo y aventurero de dichos autores, sin el menor trazo de ironía. Eventualmente, sin dejar de lado la clara influencia de sus predecesores, desarrolló un estilo que lo consagró por mérito propio.

AL & FLASH
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Williamson es -después de  Raymond, por supuesto- el artista más identificado con Flash Gordon. Es por eso  que me sorprendió, con el tomo Al  Williamson,s Flash Gordon: A lifelong vision of the heroic, descubrir que  todo su trabajo con el personje no da más que para llenar un tomo de unas 260 páginas (incluyendo los textos de Mark Schultz) Es, más que nada, un testamento de la calidad y el impacto de su trabajo, que un corpus tan breve haya dejado una impresión tan duradera.

Lo más interesante de  este libro es que, además del deleite del arte de Flash Gordon en sí, el tomo  sirve también como una especie de retrospectiva de la carrera de Williamson.  Esto es porque, a pesar de que sus proyectos con Flash Gordon fueron pocos,  estuvieron distribuidos a lo largo de la mayor parte de su carrera, y se ubican  en puntos clave de la evolución del estilo de Williamson.
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La primera parte del  libro incluye el primer trabajo importante de Williamson con el personaje: El  puñado de historias que ilustró para el cómic de Flash Gordon que editó King  Comics en los 60s. En estas vemos a un Williamson que aún le debe mucho a  Raymond, pero que ya tiene pleno control de sus facultades como ilustrador. Su  estilo dinámico y limpio brinda emoción a una colección de
historias sencillas y  predecibles (aunque destacan el par de historias guionizadas por Archie Goodwin,  las mejores de este
capítulo)

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La segunda parte consiste en la adaptación de la película Flash  Gordon, de 1980. Es una obra interesante, pues aunque sigue de manera bastante fiel la trama de la cinta, despoja a la historia de todos los elementos  camp de la misma, que tantos dolores de cabeza provocaron a
Williamson. Aquí  vemos a un Williamson con una voz más propia, su manejo del claroscuro es  epectacular y, aunque el uso de referencias fotográficas le resta algo de  dinamismo a la narrativa, esto se ve más que compensado con el espectacular  detalle con que dibuja la ambientación. El estilo de esta obra es muy similar al  que utilizó en el trabajo que hizo para diversos títulos de Star Wars por las mismas fechas.

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La última parte incluye  la miniserie que lanzara Marvel Comics en los noventas, guionizada por Mark Schulz, quien en el texto introductorio a este capítulo menciona como en este trabajo empieza a notarse el declive en las habilidades de Williamson. Si bien  es cierto que aquí ya no se nota la firmeza de trazo de su trabajo en los  sesentas, ni la riqueza de detalles de la adaptación de 1980, si nos encontramos  con un Williamson suelto y relajado, y con una obra que sintetiza las ideas del  artista sobre su personaje favorito. Además, se aprecia en los trazos más  sueltos ese aire ligeramente expresionista que es tan característico de mucho  ilustradores, cuando la mano, con el rigor de los años pierde algo de su  firmeza, pero mantiene una gran personalidad.

Además de estas historias, se incluye una generosa cantidad de bocetos y miscelánea. El libro es  una delicia de principio a fin, un manjar tanto para fanáticos de Flash Gordon y  de Williamson, como de cualquier lector dispuesto a quitarse la máscara de  adulto un rato, y dejar salir ese niño aventurero que aún ronda dentro de cada  uno de nosotros.

GuidoVox fuera/

Al Williamson's Flash Gordon: A Lifelong Vision of the Heroic, con textos de Mark Schultz, es editado por Flesk
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Un amo haciendo uso de su poder

7/7/2012

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La semana pasada hablaba de  una obra que reconstruye una historia verídica, fuertemente comprometida con la  realidad de lo representado. De alguna manera, el cómic del que les quiero  hablar hoy representa un acercamiento diametralmente opuesto a las posibilidades  de la narrativa
grafica.
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POWR MASTRS, obra de  Christopher “C. F.” Forgues, es un delirio visual, una obra que corresponde al  género fantástico, pero que, lejos de los clichés del género, nos sumerge en un  mundo personalísimo, exorcizado del subconsciente de su autor para quedar  plasmado de manera magistral en la página.
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La serie –que ya va en su  tercer tomo- se ubica en un mundo llamado New China, del cual como útil  referencia viene un mapa, junto con una galería del reparto de personajes, al  principio de cada uno de los tomos. La historia avanza con una fluidez que se  antoja improvisacional. Durante todo el primer libro vamos descubriendo  personajes extraños y situaciones bizarras que, aunque no tenemos claro hacia  donde nos va llevando, son fascinantes en sí mismos y retienen nuestra atención.  Hacia el final del primer tomo vamos viendo los esbozos de la gran narrativa,  que se irá desarrollando a su propio ritmo, sin prisas, en los subsecuentes  volúmenes.

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En mi descripción he  utilizado adjetivos como “extraño” y “bizarro”, pero debo admitir que no son del  todo precisos. Si bien es cierto que POWR MASTRS se aleja de muchas de las  convenciones estilísticas con las que estamos familiarizados hay, en sus  personajes y situaciones, intrigantes a primera vista, un destello de  familiaridad, que se va haciendo más grande conforme se lee la obra, si uno se  lo permite. No porque las cosas se vuelvan más convencionales conforme avanza la  historia, sino porque, como mencioné al principio, C.F. deja que la obra fluya  de su subconsciente, y su sinceridad es palpable. POWR MASTRS alcanza niveles  arquetípicos de una pureza inusual en esta época de formulismos. Y si uno se  abre lo suficiente, puede verse reflejado en ellos.

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Debo admitir que, en mi  caso, la obra me preparó desde el principio para recibirla de esta manera. El  lugar en el que se desarrolla la primera escena me recordó, desde el momento en  que lo vi, uno de los sueños más vívidos de mi infancia. A partir de ahí, he  percibido una familiaridad con la obra, tanto a nivel estético como narrativo,  que no ha hecho sino incrementarse conforme avanzo en su lectura.

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El espacio se me acaba, y  no he hecho más que arañar la superficie. Podría hablar del impecable estilo  artístico de C.F. De su casi quirúrgico sentido del diseño y la composición,  semioculto en la espontaneidad de su trazo, de su selectivo y muy preciso uso  del color, del peculiar sonido que da a la voz de sus personajes o de la manera  en que integra la tipografía al diseño y  a la narrativa. Baste de momento, y en la seguridad de que habrán más  oportunidades de hablar de C.F. en el futuro, con decir que POWR MASTRS es uno  de mis cómics favoritos, y que estoy seguro de que su autor –aún joven- llegará  a ser uno de los grandes.
  
Si les interesa conocer  más sobe C.F. y POWR MASTRS, les recomiendo estos links, del joven crítico Matt  Seneca:
 
-Entrevista  de Matt Seneca a C.F. en The Hooded
Utilitarian.


-Matt  Seneca analiza un panel de POWR MASTRS
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GuidoVox fuera/

POWR MASTRS es editado por Picturebox Inc.
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El Arte de Volar

6/21/2012

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La semana pasada hablaba de cómo el cómic tiene  el potencial de ir más allá de los lugares comunes a los que nos ha  acostumbrado. Con esto en mente, quiero presentar, en la que es propiamente la  primera columna de GuidoVox una obra que, en un medio que se ha caracterizado  por la fantasía y el escapismo, nos presenta una historia brutalmente real. Me  refiero a El Arte de Volar, de Antonio Altarriba y Kim.
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El libro, editado en  2009, nos cuenta la historia de Antonio Altarriba Lope, padre del  guionista, quien en 2001 se suicidó a sus noventa años, al  tirarse por la ventana del cuarto piso del asilo en el que vivía. El autor se  atribuye la autoridad para reconstruir la historia de su padre porque, como él  mismo menciona en la narración del cómic: “Soy el único que puede saber cómo lo  hizo… porque, aunque no estaba allí, estaba en él… Siempre he estado en él  porque un padre está hecho de sus hijos posibles… y yo soy el único hijo que le  fue posible a mi padre…”

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Por si el contexto de la  obra no fuera lo suficientemente fuerte, el retrato en sí es devastador. El Arte  de Volar nos presenta la historia de un hombre que lucha por alcanzar su  libertad, por sentirse pleno; pero que, si bien encuentra algunos chispazos de  felicidad en el camino, se ve engullido por un mundo en el que no hay más cabida  que para la mediocridad del espíritu.

Altarriba no idealiza a  su padre. Al contrario, éste se trata de un retrato humano, de un hombre que no  es un héroe ni un villano, es simplemente un apersona tratando de sobrevivir,  como cualquiera de nosotros. Esto le da una dimensión más impactante a la obra.  En Antonio padre, cuya vida abarcó prácticamente todo el siglo XX, se ve  reflejada de una España que luchó por sus ideales, y que sobrevivió para verlos  aplastados por otra España: la de Franco. Su entumecimiento es el de un pueblo  que paso por el trance de luchar a muerte contra su propio hermano. Y en su  suicidio se ve el último esfuerzo de ese hombre por recuperar su  individualidad.
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No quiero terminar sin  mencionar el trabajo gráfico de Kim en la obra. El suyo no es un estilo que vaya  a resultar impactante a primera vista, y esa es su principal fortaleza. La  aparente sencillez de su estilo gráfico y narrativo, aunado a su impecable ojo  para los detalles, cumple a la perfección la función de sumergirnos en la obra  sin que nos demos cuenta. Si el guión de Altarriba
recrea para nosotros el  universo de un hombre, al arte de Kim nos introduce de lleno.

El Arte de Volar es la  historia de un hombre, la  Historiade un Pueblo. Es una obra personal, emocional y  demoledora. Ante todo, es una obra maestra del cómic.
 

GuidoVox
  fuera/

El Arte de Volar es editado  por Edicions de Ponent
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A modo de introducción...

6/19/2012

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Si estás leyendo esto,  probablemente es porque conoces mi otro blog, Guido-Visión, en el que publico  cómics, o algo que se les asemeja. He creado este espacio como un complemento,  para platicar sobre mis intereses e influencias. Aunque trataré diversos temas,  me enfocaré principalmente al cómic. Primero por ser la disciplina artística en  la que me estoy desarrollando, y después porque me parece que el cómic es un  medio rico y versátil, pero pocos conocen lo que hay más allá de los géneros y  estilos más
comunes.
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No me considero un  experto ni mucho menos. De niño leía muchos “cuentos” (como en aquel entonces se  les llamaba), sobre todo de humor, como Archie y Riqui Ricón, así como las tiras  cómicas de Garfield y Calvin & Hobbes. Desde mi adolescencia, hasta hace  poco más de un par de años, casi todo mi contacto con el medio se daba a través  del muy sobado género de los superhéroes. Sin embargo, de un tiempo para acá, y  en muy buena medida gracias a la dirección de mi gran amigo Javier Fernández, he  comenzado a descubrir un sinfín de alternativas. Estoy en proceso de  aprendizaje, y es un aprendizaje que quiero compartir con mis  lectores.

El cómic no es  entretenimiento desechable para niños, ni fantasías de poder adolescente. Vamos,  puede ser eso, pero puede ser muchas otras cosas. Puede ser lo que uno quiera.  Cuando está bien logrado, uno puede sumergirse de lleno en el mundo que el  artista ha creado, dejarse llevar por sus emociones. Y dado que para producirlo  no se necesita más que papel y lápiz, las posibilidades son virtualmente  ilimitadas.

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Bienvenidos a GuidoVox.

Ilustraciones:
1- Arte: Steve Ditko. Guión: Stan Lee. Tomado de Marvel Visionaries: Steve Ditko. ed. Marvel Comics
2- Arte y guión: Jaime Hernández. Tomado de Locas in Love. ed. Fantagraphics
3- Arte y guión: David B. La Ascención del Gran Mal I. ed. Sins Entido
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